viernes, 29 de abril de 2011
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sábado, 16 de abril de 2011
Hamlet de William Shakespeare
El ejercicio de lectura de la obra de Shakespeare, proporciona elementos literarios que ya no son comunes en la actualidad, propician de igual manera la lectura de un texto duro que en procedimiento léxico es complicado para la adecuación de los elementos referencias a los que debe lugar la mente y la sintonía habitual del conocimiento.
Para muchos la obra se centra en el contexto de la traición y engaño entre familiares de sangre cercana que en este caso son los hermanos, literariamente hablando el ejercicio de prosa y la conjugación metafórica de los elementos es lo que en realidad propone un verdadero sentido al lenguaje hablado y escrito de la época y del contexto social, de clase e ideológico que engloba la obra como tal.
De tal forma que dichos elementos centrados en la narración proponen un sentido estricto de particularidad en la referencia de los actos provistos en la escena, uno puede imaginar a los personajes desde un punto de vista nada fantástico, sino como personajes humanos, vicerales y sentimentales; tan humanos como el mismo rencor, el egocentrismo y como la misma hipocresía. Elementos adecuados en el sentido más real y feroz que puede una persona imaginar. Parte de esa misma particularidad es la que engloba el pensamiento del mismo autor, el despecho, el amor imposible, el deseo de venganza, la ruptura emocional de los principales actores y el sentido de conexión con la imagen de una familia particularmente desunida. Así como en muchas de sus obras, ésta de Hamlet, propina en el ojo del lector la posibilidad de explicar con juegos la mente retorcida de los seres humanos, los deseos más bajos y caracterizar así una metáfora de la humanidad que llena de opiniones juzgatorias, poco sabe o ve de uno mismo.
Hamlet es una obra de material crudo en el sentido de poco observar la realidad, se entiende por la época en la que se escribe, en la que se juzga y en la que poco se sabe en realidad del habla, el ejercicio metafórico del lenguaje de igual manera contribuye a la simple explicación de los acertados desgajes de intelectualidad en la clase alta de la monarquía Danesa. No olvidando interactuar con el exterior evitando la lejanía de los lugares con la de las personas, disminuyendo así los pasos largos que se incrementan por mera aceptación capitalista de los viajes y aculturación del exterior.
La traición parte como tangente y punto elíptico para poder ver los errores de los demás como propios y de igual manera confesar los deseos que muchos o pocos hemos tenido con relación a los demás, a sus cosas, a sus actos y así propinar siempre una opinión; que acertada o no, es la misma opinión que todos hemos tenido de alguien más.
Es por eso que juzgar a alguien como con delirio de locura es más fácil que aceptar los errores que hemos propinado a nuestro andar así como la interacción que dejan ellos con los demás, pues cabe resaltar, que es más importante entender que como miembros sociales, poco estamos alejados de la relación y de que los actos propios afectes a muchos otros.
Análisis comparativo Hamlet vs El Rey León
Aunque en esencia conocemos que las historias de ambas películas se amortiguan en un mismo proceso de referencia, los componentes dramáticos, contextuales y los procesos de conexión son muy diferentes.
Es obvia la forma de tratar ambas historias, pues los públicos a los que se refiere son completamente distintos, se encuentra el miedo y el desapego emocional de los padres en juego, el rol familiar y el cariño de hijo hacia la madre, que no debe ser perdido en la infancia y que es tratado de forma distinta en El Rey León a diferencia de Hamlet, en la que el rol de madre es quebrantado por la emotival forma de egoísmo y la racional forma de pensar en el bien propio.
En el marco general se habla de la relación familiar, los lazos que se rompen por mero interés y de las consecuencias que se puede tener en ciertos casos, pero el diálogo en Hamlet es cansado, la utilización de la metáfora en el lenguaje burdo, constituye una pieza importante de desapego cultural, aún basada en la misma obra de William Shakespeare, Hamlet propone abordar la historia en una trama un tanto mental en la que la mente de los personajes es retorcida, cambiante y combatiente frente a sus sentimientos. En tanto en El Rey León, los sentimientos de irá, rabia, enojo, frustración y tristeza se fortalecen con lagrimas, llanto, furia y acciones precedentes a cada sentimiento aflorado en el pensamiento de cada personaje. Es claro identificar el objetivo, pues de cierto modo, la niñez debe explotar las emociones, hacerlas sentir y saber para que sean voces escuchadas por los padres, en loq ue nuevamente regresamos el público al que van dirigidos cada uno de los diferentes materiales cinematográficos.
Por eso mismo la historia mantiene una esencia emocional en ambas, un mismo rubro de la desconfianza familiar, de la ambición y lo que ese mismo sentimiento puede generar en la mente de las personas adultas, los sentimientos por lo mismo son diferentes, pues los mismos personajes juegan en edades distintas, lo que nos pone a pensar en la cordura, en la coherencia y en la responsabilidad de cada uno, al ser diferentes edades contrastando, el diálogo es diferente, la mente es de igual manera referente de las acciones que se contraponen, no me imagino a Hamlet utilizando en llanto como Simba para referirse a su tío en la película, cuando el mismo utiliza las palabras como diálogo psicológico para emanar los referentes emocionales de los personajes que lo rodean, por lo que es interesante el manejo de lenguaje, nunca se podrá comparar la experiencia de diez años más de edad o experiencia entre personajes y diálogos, pues esa misma diferencia de edad la que debe dar responsabilidad, coherencia y sabiduría al momento del intercambio y retroalimentación, pues cuando se pierde esa razón de edad, se pierde en deliberada magnitud el respeto al público y al contexto que se vive dentro de cada época.
Así que por ende las enseñanzas son distintas en ambas películas y de igual forma propinan un entendimiento diferente entre lectores visuales, cada idea expresada en cada uno de los materiales es por cierto diferente a cada público al que se dirigen, así que no se puede quebrantar el objetivo para el que fueron creadas las mismas obras.