sábado, 13 de agosto de 2011

Los prejuicios generacionales

Después de una noche de convivencia veo con dolor que las ideas generalizadas sobre el VIH, La Homosexualidad, El Aborto y las Drogas, siguen siendo las mismas a pesar de la educación y el grado de cultura que cada persona ha recibido durante años.

Estigmas y burlas siguen siendo tema de conversación y risas entre los jóvenes de mi generación por más que la cultura siga su curso y las nuevas legislaciones avancen. Hoy creo fielmente que debe haber una generación perdida que destruya las barreras entre el conocimiento y la mediocridad de temas Tabú que sin remedio perjudica a otras generaciones. Sin lugar a dudas la información es un punto importante entre el cambio de ideas y las acciones retrogradas que una persona toma. Pero también creo que a pesar de los esfuerzos del gobierno y la sociedad que ha cambiado de ideas debe existir el refuerzo especial del contexto en el que cada persona vive, convive y se desarrolla.

Cambiar las legislaciones para que la sociedad acepte la vida marital de homosexuales y el derecho de un adicto a consumir drogas o el hecho de que una madre sea capaz de tomar la decisión de traer o no a la vida a otra persona; son un paso especial al cambio de ideas y si el refuerzo social de una ciudadanía consciente de tal cambio generará la reacción en cadena que las mismas harán un cambio en los seres humanos que hoy vivimos aún con nidos de ideas erradas en nuestras mentes.

La simple convivencia de Gays, personas con VIH, mujeres que abortan por simple decisión o enfermos de alguna adicción, provocará en la sociedad ese efecto de aceptación, mientras más personas seamos capaces de aceptar que hay una diversidad de gustos, ideologías y de vida sin duda proporcionará herramientas para que se dejen de lado las burlas y los prejuicios que solo sirven para discriminar a los demás que por una u otra razón son distintos a nosotros.

Hoy después de ocho años de ver a mis compañeros, amigos y vecinos; siento tristeza de saber que la sociedad poco ah cambiado que a pesar de los años de estudios en una universidad y de que algunos ya tienen títulos; sigo viendo en ellos una falsa moral, por la que ahora me imagino y me pregunto ¿Qué dirán de mi en estos momentos?

Interrogante sin respuesta, interrogante sin prejuicios, sólo me queda agradecer que todos al menos en mi presencia se portaron con la capacidad de no aventar un chiste al aire sobre mi vida sexual, mi forma de vestir o de pensar. Simplemente veo que sólo el veinticinco por ciento de ellos cambio y se supero ideológicamente para lidiar con temas actuales y reales. Sin duda el silencio de sus bocas también fue el más grande agradecimiento pues demuestran que mientras más convivamos con nuestros miedos y tabúes, más sabremos aceptarlos y saber que es una forma diferente e igualitaria de vivir en una sociedad globalizada.

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