En mi pasada visita al D.F, para ver a mis amigos, me encontré con una encrucijada, de esas que te hacen pensar, que terminan por darte algunas ideas para la vida.
La "Caminata", no es un libro, no es una novela, no es cuento o un show de TV que ahora están de moda. Sino que es la simple acción de caminar por las calles de la ciudad, del pueblo, de la colonia, de la cuadra. Esa acción indiferente para muchos es un símbolo referente de las emociones que uno trae dentro, de lo que necesitamos expresar y desahogar, es una acción consiente de lo que queremos enviarle a la gente.
Algunos sacan el celular para hablar mientras caminan, algunos más se detienen a observar algunos anuncios, muchos más a ver los aparadores de las grandes tiendas y algunos mayoritariamente más numerosos salen al supermercado, solos o acompañados. Muchos otros; que en realidad creo que la mayoría de las personas lo hacen; caminan para liberar las penas y encontrarse con un ser encerrado en su mente discrepante, por las emociones que atormentan su mente y hacen que el estrés llegue a sus pensamientos retorcidos.
Hoy caminé diez kilómetros, desde Plaza Universidad hasta la Glorieta de Insurgentes y observando a la gente a mi paso lento, me di cuenta que era nadie en el amplio mundo de la ciudad más grande del mundo, sin embargo las demás personas no eran eso para mí, observe la forma en que caminan, y algunos lo hacen a prisa, tal vez porque una junta importante los presionaba o porque el carro lo dejaron en doble fila con la esposa adentro del mismo; otros más lento y con la mirada hacia el piso, será porque mantienen la ilusión de encontrar algún objeto brillante a su paso; muchos más de la mano de los amigos, para demostrarse a ellos mismos que la soledad en su vida está muy lejos.
Lo cierto es que todos expresamos algo a las personas que nos observan, sin importar si sólo vamos de paso, si solo nos detenemos a admirar el cielo o vamos por las compras de la semana, la ropa que usamos al salir, son parte del referente de una emoción impregnada en nuestra mente. Somos parte de un universo en el que los signos inspiran la vida material que llevamos.
Parte de las emociones que guardamos un trece de Febrero a sólo unas horas del día del Amor y la Amistad, tal vez solos o acompañados, pero lo importante es callarse, porque es más cómodo engañarse, bien lo diría Amaia Montero en alguna letra musical, de sus éxitos de los cuales muy pronto hablaré.
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