Hace algunos días platicaba con algunas personas sobre la forma de recordar nuestro pasado y descubrir la forma en que hemos perdido, ganado y hasta quedado empatados con la vida y las situaciones por las que hemos pasado.
Sin duda la mayoría prefiere olvidar esas experiencias y dejarlas en un estado mental de alejamiento e incluso de desecho total. Para mi las experiencias son hechos que no se deberían de olvidar nunca o al menos hasta que ya hayas aprendido de ellas. Así son las cosas buenas, la cosas malas y las cosas que no han servido de nada.
El saber recordar las cosas, por muy buenas o malas que parezcan, el sentido de identidad es aún mayor, la prioridad de las ideas se aclaran y el sentido de la vida toma un curso elemental de satisfacción personal, por los hechos que se han realizado, desde el primer día de kinder, donde llorabas a las faldas de tu madre, hasta el día en que tu primer decepción amorosa apareció en tu vida. Las cosas que uno pasa son elementos que contribuyeron a la forma en que ahora piensas, en que ahora actúas en sociedad y en que ahora te relacionas socialmente en un proceso de conocimiento extenso.
Así mismo las cosas personales como las cosas sociales, pues ambas son formas de integración y formación interpersonal, una forma de aculturación por medio de las personas que se encuentran contigo a la largo de tu vida, desde el amigo que te enseño a fumar marihuana, hasta aquel amigo matado que te enseñaba ecuaciones binarias y geometría analítica, para poder pasar así tu curso de matemáticas. Sin duda a lo largo de la vida, las personas mantienen relaciones placenteras y otras más muy decepcionantes. Lo importante de éstas relaciones son el hecho del aprendizaje y poder aprender de ellas cosas buenas o malas. Una forma de utilizar esos referentes y actitudes expresadas en los demás para poder así dirigir la vida propia en el sentido de corrección social.
La forma en que uno conduce sus conductas con base en la experiencia ganada por las personas cercanas o por lo expresado en la sociedad, en los medios, en los hechos históricos que no necesariamente tienen proximidad con uno mismo, son formas de entender el mundo y saber como funcionamos respecto a la identidad nacional del país.
Sin duda alguna, todas esas reacciones sociales volverán a presentarse, con protagonistas diferentes y producciones mayores. A simple vista cosas nuevas en la vida, pero no lo son, son un hecho inigualable de repetir estereotipos y acciones. Así si no podemos conocer y entender de ellas, jamás podremos saber como podemos actuar en el futuro y podemos caer en los mismos errores de siempre.
Y sin duda habrá 100 Hitler´s, 100 Atentados terroristas y 1 millón de decepciones amorosas que podrán quebrar nuestro corazón, pero si nuestra mente vuelve al pasado, entenderá que el ciclo ah vuelto a comenzar para darnos una nueva oportunidad de comenzar.
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