domingo, 30 de mayo de 2010

La Simulación de Guadalupe Loaeza

Sin duda alguna, la escritora mexicana habla de una simulación social, en su blog del pasado 20 de Mayo del presente año.


Pero que pasa cuando la simulación se vuelve parte de un contexto social, de una forma indudable de vida, sin olvidar el complejo mitómano de algunas personas por fingir y mentir por siempre. La duda no cabe sólo en el propósito de encontrar la causa de ese placer de fingir o mentir; la duda cabe en el proceso histórico de la propia mentira, del como surgió y en que momento se utilizó como placer aparente para la felicidad próxima.

Una felicidad que nos lleva a la hipocresía, a la falsedad de una vida y al proceso de sentir la superioridad antes una mentira piadosa al librarnos de la realidad, ya lo decía bien Aristoteles Onnassis y lo repite Guadalupe en la columna; la utilidad de la simulación se llevó a cabo para tener éxito. Entonces, ¿la simulación proviene de los griegos?, tal vez; si desde la perspectiva de la descendencia americana, fundida en un proceso de colonización con América, la cultura de la simulación puede provenir de aquel país.


Y no solo del país sino de una cultura social, así al día de hoy podemos hablar que México se ha adjudicado el proceso de mentir o fingir muy en serio pero, ¿Quién conoce realmente la forma social de fingir en otro país?, creo que al final de día todos fingimos ser algo o alguien en el mundo, para sentirnos felices y a gusto con lo poco o mucho que tenemos.

Así lo han hecho miles de personas al endeudarse tomando el té en Starbucks o comprando una pantalla de plasma, en estos días para ver el Mundial y gastar mucho más de lo que no tiene.

Y así mismo lo hacen los políticos, al fingir no saber nada de los procesos ilícitos que pueden tener, o dejando de lado la vida de 43 niños en la guardería ABC y olvidando el derrame de crudo sobre el Golfo de México que sí tiene que ver con México. Así podemos fingir cerrar los ojos el día de las votaciones, así podemos fingir que tenemos un presidente ilegitimo desde hace años y así mismo podemos olvidar las muertes de Colosio, Paullete, el caso de los Santoy Riverol y un sin numero de espejismos sociales utilizados por el gobierno.

Hoy los mexicanos en nuestro bicentenario podemos fingir que nuestro Ángel de la Independencia brilla en el paseo de la Reforma porque tenemos libertad de expresión, y un millón de garantías, que el gobierno protege. Lamentablemente el sol aún no brilla sobre México; porque se encuentra cubierto por la libertad cuartada por nuestras autoridades.

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